Los cursillos se propagan

En 1949 se había encendido una luz en Mallorca, y al igual como sucede en la ceremonia del Sábado Santo, previa a la Pascua de Resurrección, cuando, encendido el Cirio Pascual los que están en las primeras filas prenden de él sus velas, y de estos se va transmitiendo el fuego hacia los que están mas atrás, hasta encender todo el templo, el fuego y la luz de los Cursillos de Cristiandad empezaba a irradiarse y a prender en España

y el mundo de manera irreversible, hasta conseguir que en nuestros días sean, como lo señalara tan acertada y brillantemente el Papa Paulo VIº, en la ya mítica Primera Ultreya Mundial en Roma: "la palabra acrisolada por la experiencia, acreditada en sus frutos, que hoy recorre con carta de ciudadanía los caminos del mundo".

Señalábamos al comenzar que pretender escribir la "Historia de los Cursillos de Cristiandad", además de ser una osadía, implicaba el riesgo de dejar fuera de ella a personas, hechos y cosas importantes, y que por lo tanto mas que agotar una recopilación de datos, recogeríamos algunos acontecimientos, los cuales, ya sea por su propia trascendencia, ya por ser importantes hitos en una historia que se está haciendo, pudieran ser de interés para generaciones futuras.

En esta línea pretendemos hacer a continuación una rápida referencia a la forma en que los Cursillos fueron apareciendo en los países de nuestra América, y a los primeros pasos que dieron en los distintos países del continente. Para ello hemos registrado revistas, artículos y algunos textos. Posiblemente falten muchos antecedentes relacionados con los orígenes y evidentemente no disponemos de la debida información sobre la forma en que continuaron desarrollándose, y mucho menos sobre lo que está pasando hoy con Cursillos en ellos, salvo algunas pistas, que gracias a las posibilidades que nos brinda el desarrollo tecnológico, de poner estos antecedentes en Internet hemos podido rescatar.

Esta página web del Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Valparaíso Chile, ofrece una rica oportunidad para que esta historia se pueda ir enriqueciendo con los aportes que, debidamente fundados, desde los propios lugares y países referidos, sus protagonistas puedan incorporarle. Nuestra casilla electrónica está abierta.

El Padre RAFAEL SARMIENTO PERALTA (posteriormente Obispo de Pamplona), como delegado de la Acción Católica, decidió hacer el Cursillo en Mallorca por las maravillas que hablaban y ésta vivencia lo conmovió y transformó profundamente y decidió traer los CURSILLOS a Colombia,  convirtiéndose en núcleos transformadores y multiplicadores. Se expandió la buena semilla de Cristo en todo el país por 8 años. En 1962 se organizó en Movimiento con toda la técnica y espíritu de los iniciadores.

COLOMBIA.- En América esta va a ser la primera nación que va a conocer los Cursillos de Cristiandad. Como ya lo hemos señalado, en febrero del año 1953, el padre Rafael Sarmiento, posteriormente Obispo de Pamplona en ese país, había viajado a Mallorca en su calidad de Delegado Episcopal de la Acción católica colombiana y había participado en el Cursillo Nº 71.

Al volver a Colombia, realmente entusiasmado con el descubrimiento de este instrumento de apostolado, decide lanzarse, por su cuenta y riesgo a la aventura de los Cursillos. Lo único con que contaba para ello era audacia, buena intención y la poca o nada experiencia de haber vivido su propio Cursillo en Mallorca. No contaba con esquemas, ni literatura, ni técnica, ni directrices fijas, ni mucho menos con dirigentes seglares que colaboraran con él.

Pero no le importó, y con la colaboración de lo padres Manuel Segura C.M. y Enrique Acosta emprendió su aventura dando  los primeros Cursillos sólo, sin Equipo de Dirigentes laicos, ni mucho menos Rector seglar. Todo estaba en sus manos, y como era el único que "sabía", se permitió algunas licencias, las que, miradas en la perspectiva del tiempo, permiten aquilatar mejor aún lo que es la Gracia del Señor.

En efecto, y como ya lo adelantamos al relatar su paso por Mallorca, además de reducir los contenidos de los rollos a una mera introducción, para dar luego lugar a discusiones abiertas en mesas redondas; de reducir la cantidad de los rollos a cuatro por día; de dar al Cursillos un cierto ambiente de "picnic" o paseo campestre; y de agregar a los esquemas de los rollos ideas y elementos de "su propia cosecha"; el padre Sarmiento, en su calidad de Delegado Episcopal para la Acción Católica, no pudo abstraerse de hipotecar en cierto sentido los Cursillos a favor de "su" Acción Católica, conservando de hecho el primitivo rollo español de "Acción Católica", que en Mallorca había sido sustituido a partir del Cursillo Nº2 y concluyendo todos los demás rollos con motivaciones e invitaciones para ingresar a la misma

Como se trataba de una experiencia nueva en América Latina, que era necesario "probar" previamente, decidió dar los dos primeros Cursillos para "mujeres jóvenes", celebrandose el 1er Cursillo con 15 jóvenes mujeres líderes, en la Hacienda Las Mercedes de Zipaquirá, entre el 27 y el 30 de Junio de 1953. En España el Cursillo aún estaba vedado para mujeres, lo cual constituía a estas experiencias en otra "santa herejía". Y como había que hablarle a mujeres y mujeres jóvenes, "nada más lógico" que adaptar el léxico, las meditaciones y los esquemas de los rollos a la sicología femenina juvenil. Además, por estas mismas circunstancias, los Cursillos en Colombia dejarían de ser "tan Cristocéntricos", para asumir un carácter más Mariano. En efecto, tanto en las Meditaciones como en los Rollos empieza a aparecer con bastante frecuencia la figura de María; en el Rollo Gracia concretamente, después de presentar a Cristo como autor de ésta, se hará aparecer y se resaltará el rol de María como cooperadora y medianera de todas las Gracias. Asimismo en el último día se dará un rollo completo destinado a María, insistiendo en sus aspectos de llena de Gracia, de cooperadora en el plan de redención, de entrega a la voluntad de Dios, etc.

Probado el experimento" con las mujeres, siguió el padre Sarmiento con los hombres, y a pesar de la poca ortodoxia del método aplicado, los resultados que se fueron obteniendo con quienes los vivían eran excelentes. Estos resultados fueron a su vez provocando la pedida de Cursillos desde otras diócesis del país, tarea que el padre Sarmiento asumió con una tremenda entrega y sacrificio, dándose bajo su dirección e impulso cientos de Cursillos en casi todas las diócesis.

"Probado el experimento" con las mujeres, siguió el padre Sarmiento con los varones,  dándo en octubre del mismo año, el 1er Cursillo de Hombres de Colombia, al cual asistiría entre los participantes, un joven estudiante de psicología, de 18 años, Alfonso Lopez Trujillo, quien, como él mismo lo manifestara en mas de un oportunidad, tuvo la oportunidad en el Cursillo de discernir su vocación religiosa,  ingresando poco después, en 1954, al Seminario de Bogotá, y ordenándose sacerdote el 13 de noviembre de 1960.

Una vez ordenado Lopez Trujillo, viajó a Roma, donde en la Universidad Pontificia Santo Tomas de Aquino (Angelicum) cursaría estudios de filosofía, hasta obtener el Doctorado con una tesis titulada, "La concepción del hombre en Marx, el humanismo marxista", cursando simultáneamente dos años de Teología espiritual en el Instituto Internacional Carmelitano.

De regreso a Bogotá, será profesor de la Universidad Nacional, en el Instituto de Desarrollo Social -IDES- y de la Universidad Pedagogía. Fue asimismo Capellán del Colegio Helvecia (1961-1971), Párroco de La Epifanía (1968-1971), coordinador de los trabajos de preparación para el XXXIX Congreso Eucarístico Internacional (Bogotá, agosto de 1968) y Vicario General de Pastoral Arquidiocesana de Bogotá (1969-1973).

El 25 de febrero de 1971 sería nombrado obispo titular de Boseta, y obispo Auxiliar de Bogotá, siendo consagrado el 25 de marzo del mismo año.

En 1972, Mons. López Trujillo sería elegido Secretario General del Consejo General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), cargo que desempeñó hasta 1984. Desde este cargo se debió enfrentar constantemente a sacerdotes y laicos partidarios de la Teología de la Liberación.

El 22 de mayo de 1978 el Papa Pâulo VIº lo nombró Arzobispo Coadjutor de Medelliín, con derecho a sucesión, asumiendo el cargo el 8 de julio del mismo año. En 1979 el Arzobispo de Medellín Mons. Botero Salazar renunció por límite de edad, y una vez el papa Juan Pablo II aceptó su renuncia, López Trujillo pasaría el 2 de junio de 1979 a desempeñarse como Arzobispo titular de la Arquidiócesis de Medellín,

El 2 de febrero de 1983 fue nombrado, en el segundo consistorio convocado por el Papa  Juan Pablo IIº, Cardenal Presbítero convirtiéndose en aquellos momentos en el purpurado más joven de la Iglesia católica,

Gobernó la arquidiócesis de Medellín hasta  el 9 de Enero de 1991, año en que pasó a ser Arzobispo emérito de Medellín. El 17 de Noviembre de 2001  sería investido como Cardenal de Frascati.

En 1990 sería nombrado Presidente del Pontificio Consejo para la Familia cargo que ocupo hasta su muerte en Roma, en Abril de 2008 y desde el cual, a partir de 1994, fue el gran promotor y responsable de la organización de los Encuentros Mundiales de las Familias, que se celebraran en Roma 1994; Rio de Janeiro 1997; Roma 2000 en el marco del Jubileo de las Familias; Manila  2003, y Valencia en 2006. El siguiente, el primero que se celebraría sin el purpurado, tendría lugar el mes de enero de 2009 en la ciudad de México.

Fue uno de los cardenales considerados "papables" en el Conclave del 2005, que eligió a Benedicto XVI

Murió a los 72 años de edad  el 19 de Abril de 2008, en la Clínica Pio XI de la capital italiana, donde se encontraba hospitalizado, debido a una insuficiencia respiratoria, agravada por sus  problemas de diabetes.

Y de esta manera, aunque sin una organización adecuada que encauzara la unidad y la autenticidad del Movimiento, los Cursillos empezaron a propagarse por toda Colombia. Y sus frutos empezaron a entusiasmar no sólo a los obispos de las diócesis que los iban conociendo, sino que incluso al propio Cardenal Primado de Colombia, Mons. Luque, los cuales los aprobaron, los bendijeron y les dieron todo su apoyo.

Es esta forma, con estos frutos y con las variantes que hemos señalado se siguieron dando los Cursillos en Colombia hasta 1961, año en que el padre Manuel Segura, que había sido de los primeros colaboradores del padre Sarmiento y que a esa fecha ejercía su sacerdocio en Medellín, consciente de que los Cursillos tenían profundas diferencias con sus originales que se daban en España, y de que por otra parte, en la propia España habían evolucionado bastante; y temeroso de que los Cursillos de Colombia. por no haberse desarrollado al ritmo de los del resto del mundo, perdieran vitalidad, se pondrá en contacto con el padre Juan Capó, a la sazón alma y motor de los Cursillos en Córdoba, España, para que con un Equipo cordobés viaje a encauzar el Movimiento a su patria.

El padre Capó accediendo a la invitación viaja con un completo y experto Equipo, y en poco mas de un mes dan Cursillos, organizan Ultreyas, motivan Reuniones de Grupo, conquistan y preparan dirigentes laicos y deshacen prejuicios, marcando la auténtica impronta del Movimiento a los Cursillos de Medellín.

La tarea del padre Segura y sus nuevos dirigentes era ahora la de transmitir al resto de las diócesis de Colombia esta auténtica impronta. Convencidos de que estaban ya en posesión de la auténtico, no cedieron en nada, y poco a poco, comenzando por la reorganización del Movimiento en su propia diócesis, empezaron a avanzar: Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Santa Marta, Cúcuta, etc., fueron viendo con ilusión como el Movimiento de Cursillos se remozaba.

A principios de 1962, el padre Gerardo Sotelo, capuchino, que trabajaba en Cursillos en Bogotá, viaja con un grupo de capitalinos a vivir estos "nuevos" Cursillos a Medellín. Descubre un nuevo horizonte apostólico y decide preparar el Primer Cursillo "auténtico" de Bogotá. Este se da entre el 19 y el 22 de marzo de 1962 por un Equipo que se trae completo desde Medellín. En junio del mismo año un Equipo de Madrid, España daría el segundo en la misma línea, comenzando de esta forma la renovación en la capital del país.

En enero de 1964 llegaría a Bogotá el padre José María Pujadas, un catalán con gran experiencia y competencia en la teoría y en la práctica de los Cursillos, el cual junto al padre Enrique Acosta y con rectores de Medellín y Barranquilla darían siete Cursillos mas, consolidándose de esta manera la línea auténtica del Movimiento, recortando desviaciones y encauzando rectamente su desarrollo.

Y como broche de oro, entre el 5 y el 8 de diciembre de 1964, bajo la guía del padre Manuel Segura se organizará en Medellín la 1ª Convivencia Nacional de Cursillistas, la cual reunirá cerca de mil dirigentes, sacerdotes y laicos, provenientes de casi todas las diócesis colombianas, en la que se confirmará y se afirmará todo lo auténtico de los Cursillos. (Mons. Sebastián Gayá.- Boletín Cursillos de Cristiandad del Secretariado Nacional de España.- Nº237.- Pag.16)

Si bien es cierto que en Colombia los Cursillos no nacieron "auténticos", como lo reconocería el propio Mons. Sarmiento, al padre Juan Capó en el Primer Encuentro Latinoamericano del Movimiento, celebrado en Bogotá en 1968, como lo cuenta él mismo: "Nos reíamos Mons. Sarmiento y yo de la audacia que suponía llamar Cursillos de Cristiandad a lo que él hizo, y nos asombrábamos de como se valió el Señor para introducirlos, en arriesgada maniobra en Colombia, y desde Colombia a otros países" (Juan Capó.- "Los Cursillos de Cristiandad, la verdad sobre su origen histórico". - Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 25), no es menos cierto que Mons. Sarmiento se ha ganado uno de los primeros puestos en la historia de los Cursillos, por haber sido el primero en "importarlos" al continente y el primero en realizar la "experiencia" de los Cursillos de Mujeres en el mundo.

Los Cursillos no nacieron auténticos en Colombia, es verdad, pero hoy son auténticos, con una autenticidad que asombra a cuantos los conocen de cerca.

  BOLIVIA.- Este país seguirá a Colombia al ver nacer los Cursillos de Cristiandad en 1957.

En 1954 había viajado a Madrid a completar sus estudios de derecho dos jóvenes universitarios bolivianos. El primero de ellos, Alfonso Prudencio, hombre de gran simpatía,

bueno para los chistes, y de una ironía "prudentemente" administrada, todo lo cual le había permitido adquirir un cierto renombre entre la juventud universitaria de la capital española, hombre que si bien rezaba de vez en cuando, creía mas en la política que en Dios. El otro, Jorge del Villar, el "Indio" del Villar, hombre de personalidad arrolladora e imponente, de una inteligencia preclara, y de una simpatía y llegada a los demás difíciles de igualar, hombre muy alejado de la oración, y el cual creía mas en Marx que en Cristo.

Dadas sus marcada características de líderes, pronto estuvieron "en la mira" de los Cursillos, y primero Prudencio y luego Del Villar fueron invitados, saliendo de ellos realmente transformados en cristianos comprometidos, asumiendo de inmediato tareas en el Movimiento, y llegando, a muy poco andar, ambos a ser Rectores, e incluso el "Indio" del Villar a ser Encargado Nacional de Cursillos en el Consejo Superior de la JACE.

A fines de 1956 ambos jóvenes vuelven a su patria, y en muy pocos meses provocan con gran habilidad y enorme celo un interés y un "hambre" por el Movimiento en los jóvenes y las jóvenes de La Paz, lo cual provocará que se den en esa capital los primeros Cursillos de hombres y de mujeres a principios de 1957, consiguiendo para ello la colaboración de Mons. Armando Gutiérrez, Obispo auxiliar de La Paz, quien actuaría como Director Espiritual.

Al poco tiempo los Cursillos se extendieron a Cochabamba, Sucre, Santa Cruz, Oruro, etc.

Al no contar con sacerdotes "especialistas", esto es, que hubieran vivido el Cursillo, los rollos eran dados casi exclusivamente por los laicos, y los sacerdotes que se lograba enganchar asistían para celebrar la eucaristía y para confesar. En la práctica, durante un buen tiempo Prudencio sería "el" Rector y Del Villar haría de "Director Espiritual", dándose todos los Rollos Místicos y Meditaciones. Como anécdota para la historia se puede señalar que hasta 1961 el Rollo Sacramentos sería dado en Bolivia siempre por laicos.

Si bien en La Paz, por falta tal vez de un mayor apoyo sacerdotal los Cursillos tuvieron a partir de 1958 un "bajón", el Movimiento cobró pujante fuerza en Cochabamba y Oruro. En este último lugar concretamente, y gracias a la participación del padre Gaudet, Vicario Provincial de los Oblatos en Bolivia, comenzarán a darse los Cursillos para adultos, con lo cual el Movimiento irá logrando su consolidación, obteniendo en un corto tiempo la aprobación y bendición del episcopado boliviano.

ESTADOS UNIDOS.- Textualmente hablando, los Cursillos van a llegar a este país "volando", por el aire en 1957. En efecto, con el objeto de realizar un curso de entrenamiento con la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, llegaron a principios de 1957 a Waco, Texas, dos pilotos españoles: Bernardo Badell y Agustín Palomino.

Ambos habían vivido la experiencia del Cursillo en su país, y decidieron, como una tarea de su apostolado, la de tratar de introducir el Movimiento en el país del Norte. La providencia los puso en contacto con el sacerdote español Gabriel Fernández, quién a su vez había llegado en 1955, procedente también de España, donde había hecho su Cursillo con Juan Capó y Eduardo Bonnin.

Reunidos los tres se preparan, y a fines de mayo de 1957 dan en Waco, Texas, el que sería el Primer Cursillo de Cristiandad de los Estados Unidos. A los pocos meses dan el segundo y fundan la primera Escuela de Dirigentes.

Poco más adelante, ese mismo año Vadell y Palominos son trasladados a seguir su curso de aeronáutica a Mission, Texas, lugar en el que, antes de terminar el año dan el primer Cursillo en esa diócesis. Al año siguiente un nuevo traslado, el curso de aeronáutica sigue en Laredo, Texas, y por supuesto a poco andar, los Cursillos nacen en Laredo.

En 1959 los Cursillos ya se han propagado por varias diócesis del estado de Texas, e incluso han pasado a algunas del estado de Arizona.

En 1960 se extenderán rápidamente por el sudoeste del país, y se darán por primera vez en el este, en Nueva York y en Lorain, Ohio.

Hasta 1961 los Cursillos se darán todos en idioma español. Será a partir de este año cuando comenzarán a darse en inglés: el primero en San Angelo, Texas; luego San Francisco; Gary, Indiana; Lasing, Michigan; y Gallup, Nuevo Méjico.

Por el este se extenderán con gran fuerza a partir de 1962, comenzando en Cincinatti, Brooklyn, Miami, Chicago, Detroit, Baltimore, Boston, etc. Asimismo, durante este año se extenderán también hacia el oeste: Monterrey, Sacramento, Yakima, etc.

  
PERU.- A este país los Cursillos de Cristiandad llegarán en 1958. Será el padre Bernardo Martorell, un mallorquín que los había conocido y vivido en su diócesis de origen, el cual, junto con el hermano de La Salle Norberto Niubó, darán el primer Cursillo peruano en la diócesis de Arequipa.

Con posterioridad, y con la colaboración de los padres José Royo y Julián Alonso, ambos Operarios Diocesanos, organizarán el poscursillo, y bajo la dirección del padre José María Cuadrado crearán la primera Escuela de Dirigentes.

En 1959, el propio padre Martorell, con la colaboración del padre Cuadrado, darán, con un Equipo de Dirigentes laicos de Arequipa, el primer Cursillos de la capital, Lima.

   MEJICO.- En mayo de 1957 viaja a España el párroco de la Iglesia de Fátima de Ciudad de Méjico, padre Pedro Hernández Durán, y encontrándose en ese país es invitado por el padre Vicente Lores, Director General de la Hermandad de Operarios para participar en el Cursillo Nº 37 de Ciudad Real, entre el 3 y el 7 de Agosto.

De regreso, en Septiembre de ese año, al padre Hernández se impone a sí mismo la tarea de implantar en su país los Cursillos de Cristiandad, tarea para la cual se había preocupado de traer desde España copias de los Esquemas de los rollos, de la Guía del Rector, de la Guía del Director Espiritual y en fin de todo aquel material que consideró necesario para partir con esta obra, con la mayor fidelidad posible al espíritu y a las normas trazadas por los fundadores.

Habiéndole quedado muy claro el carácter eminentemente jerárquico de los Cursillos, decide que el primer paso que debe darse para comenzar debe ser el de la aprobación por parte de la Jerarquía del proyecto, motivo por el cual solicita y obtiene una audiencia con el Arzobispo Primado de Méjico, Mons. Miguel Darío Miranda, el cual, luego de conocer lo que se pretende, no sólo lo va a autorizar, sino que además lo bendecirá particularmente y le ofrecerá su apoyo.

A falta de Dirigentes laicos, el padre Hernández solicita la colaboración de los Hermanos Maristas para organizar el primer Cursillo de hombres, y de las religiosas de los Colegios Florida, Regina y Pasteur para la preparación del primer Cursillo de mujeres.

Luego de una minuciosa tarea de preparación que abarcará casi un año, tarea que en concepto del padre Hernández era fundamental si se quería iniciar algo con garantías de éxito, se dá, entre los días 12 y 15 de Noviembre de 1958, en el Instituto Queretaro de los Hermanos Maristas, el Primer Cursillo de Hombres. El Equipo estará integrado por el propio padre Hernández como Director Espiritual, el hermano Basilio Rueda, quién mas tarde llegaría a ser Superior General de los Hermanos Maristas, como Rector, y los hermanos Arturo Chavez, Alberto Godinez, Heraclio Jiménez y Federico Pardo como dirigentes.

El éxito de este Cursillo, no obstante las deficiencias propias de cualquier actividad que recién comienza a experimentarse, hizo que empezara a prepararse de inmediato y con gran entusiasmo un Primer Cursillo de Mujeres, el que se daría en febrero de 1959, actuando como Director Espiritual el padre Vicente Lores.

En abril de 1959 se iniciarán las Ultreya semanales en la Parroquia de Fátima y el 7 de Abril de ese mismo año comenzará a funcionar la Escuela de Dirigentes.

En los Cursillos de Méjico se van a dar algunas características especiales, las que es interesante destacar como una demostración mas de que cuando el Señor quiere algo, se vale de los medios, recursos y caminos mas variados.

En efecto, una de estas características será la rapidez con que se propagarán a lo largo y ancho de todo el país los Cursillos, y otra, el hecho de que en varias diócesis los Cursillos nacieron sin tenerse conocimiento de que ya se estaban dando en otras diócesis, incluso a veces vecinas. Así por ejemplo, el mismo año 1958, en la última semana del mes de diciembre se daba el primer Cursillo de la diócesis de Saltillo, por un Equipo integrado por dirigentes de la diócesis de Mission, Texas, Estados Unidos y de la propia diócesis de Saltillo que habían vivido su Cursillo un mes antes en Mission.

El mismo año 1958 van a nacer los Cursillos en la diócesis de León. El padre Timoteo Ríos, que había viajado a Europa el año anterior, había tenido la oportunidad de participar en un Cursillo en Segovia, España. De vuelta a su país, con un tremendo entusiasmo, y desconociendo absolutamente las iniciativas que ya empezaban a desarrollarse en otras diócesis, prepara un Equipo de Dirigentes laicos, entre los cuales va a sobresalir la figura de Salvador González Aldana, y con este Equipo dará siete Cursillos, en todos los cuales él será el Director Espiritual y Salvador González será el Rector.

En el año 1959, los Cursillos comenzarán a darse en las diócesis de Morelia, con Equipo de Saltillo; Queretaro, con Equipo de Ciudad de Méjico; San Luis de Potosí, con Equipo de Morelia; Tampico, con un Equipo que vendría de Laredo, Texas, Estados Unidos.

En 1960 nacerán en Puebla, siendo aquí su principal impulsor el padre Angel Rey, quién los había conocido en España en 1957, y desde entonces se había impuesto implantarlos en su diócesis. En Puebla desconociéndose que ya los Cursillos se estaban dando un muchas otras diócesis, el padre Rey, luego de conseguirse con algunos amigos y contactos en España la escasa literatura que existía al respecto por aquel entonces, y de obtener algún material y copias mimeografiadas de los esquemas, va a preparar a un grupo de profesoras, que serían sus primeras dirigentes, haciéndolas conocer los objetivos del Cursillo y estudiar los esquemas de los rollos, con las cuales dará, entre el 6 y el 9 de enero el Primer Cursillo de Mujeres. Dos meses mas tarde, entre el 18 y el 21 de Marzo, y trayendo para ello un Equipo de la diócesis de Teziutlan, se dará el Primer Cursillo de Hombres de Puebla.

En el mismo año 1960, comenzarán en las diócesis de Xalapa, San Andrés y Torreón, para producirse el "boom" definitivo en cuanto a la propagación de los Cursillos en Méjico en el año 1961.

Méjico es tal vez el país en que a ritmo mas acelerado se organizó y se extendió el movimiento de Cursillos de Cristiandad en el continente americano. Será también, como se detallará mas adelante el primer país del mundo en constituir un Secretariado Nacional.

Importantísimo papel jugará en este desarrollo y consolidación de los Cursillos en Méjico el fuerte apoyo que estos recibieran desde España, país desde el cual viajaron en varias oportunidades a darles un respaldo el padre Juan Capó, el padre Fernando Juárez, el padre Jaime David, Juan Caro y Eduardo Bonnin, por dar algunos nombres.

   ARGENTINA.- A fines de 1958 un grupo de argentinos que había tenido la oportunidad de vivir en España la experiencia de los Cursillos, y de conocer y estudiar de cerca al Movimiento, y entre los cuales estaban Juan Vázquez, Hector Pérez, Eduardo Madero y José Garralda, deciden organizar el Primer Cursillo de Buenos Aires.

Sin embargo, no obstante el entusiasmo personal comprometido por cada uno, la circunstancia de que estos cursillos de Buenos Aires se dieran sin la metodología ni la mentalidad del movimiento, es decir sin ser realmente Cursillos, llevaría a que de ellos en la práctica no quedara nada. La llama no encendería  y poco a poco este primer intento se iría muriendo, conociéndose hoy en día este período como la "epoca CERO" de los Cursillos en la Argentina.

En 1961 se producirá un segundo brote, esta vez en la diócesis de Tucumán. Aquí, un laico, Juan Salsenser, que se había trasladado a la zona por razones de trabajo y que había tenido la oportunidad de vivir la experiencia, había traído la idea y había comenzado a fomentar sus anhelos y su espíritu, en un grupo de dirigentes de Acción Católica, encontrando en ello un importante apoyo y respaldo en el padre Joaquín Cucala Voix, párroco en ese entonces de Montserrat, quién incluso viajaría a España, entre otras cosas, para conocer mas de cerca los Cursillos e informarse y documentarse al respecto. A este grupo se sumará ese año el Padre José Ricardo Arbó, originario de España, pero ordenado,  en la Argentina, el cual había vivido su Cursillo en Gerona, España entre octubre y noviembre de 1958. 

El Padre Arbó, reconocido por los argentinos como el fundador de los Cursillos de Cristiandad en ese país, recordando aquella época, relata en entrevista concedida con motivo de sus 40 años de sacerdocio, a la Revista "Cristo Hoy",  en su edición correspondiente a la semana del 23 al 26 de septiembre de 1999 lo siguiente: 

"Me puse a disposición del padre Cucala, en concreto pensando que quizá podria darle una mano. Pero pasaba el tiempo y no pasaba nada. Hasta que un día me fueron a buscar diciendome que por algún motivo el padre Cucala no podía seguir en la tarea. 

Querían que fuera yo el que los iniciara y con el permiso del obispo, y el consentimiento, por supuesto, del Padre Cucala, tomamos la tarea de hacerlo. Y así preparamos intensamente, con mucho trabajo, con mucha constancia, el Primer Cursillo que dimos, el que concluyó el 9 de julio del año 1962".

En la preparación y realización de este Primer Cursillo de Tucumán jugarían tambien un importante papel los  sacerdotes Delfino Sánchez y Vicente Zueco .

El Padre Arbó se transformará en el gran motor del Movimiento en Tucumán y su vigencia se mantiene hasta nuestros días, como se desprende también de sus palabras en la entrevista referida:

"Es una larga historia. Desde allí hasta acá pasó mucho. No siempre estuve en el Secretariado Diocesano, también estuve en el Secretariado Nacional. Estuve en varias cosas y siempre alternando actividades, pero, indudablemente, debo ser en Tucumán, y no sé si en toda la República, el sacerdote que ha asistido a más Cursillos. No es que ello sea un mérito por la cantidad, ni nada que se te parezca. Esto es una Gracia que hay que saber aprovechar, Gracia, instrumento que Dios brinda a  través de aquellos que hicieron el Cursillo, Gracia para nuestro sacerdocio, para vivirlo intensamente, casi diría desaforadamente, por la exigencia de dirigentes y no dirigentes que reclaman un servicio cuidado. Es una gracia porque nos anima al estudio, a la reflexión y al equilibrio y sobre todo a mantener la fidelidad por encima de cualquier otra tentación de originalidades o de personalismos".

El 9 de Julio de 1964 por otra parte, llegará a Córdoba, proveniente de Caracas, donde había desempeñado una dilatada labor en Cursillos, el padre Carlos Zelarayan. Su viaje se había gestado a raíz de un viaje que con anterioridad había realizado a esa diócesis el padre Cesáreo Gil de Venezuela, el cual había convencido al Arzobispo de Córdoba de las bondades y conveniencias de los Cursillos. El Arzobispo, convencido por el padre Gil, había solicitado al Director General de los Operarios Diocesanos que le enviara un sacerdote "técnico" en Cursillos, recayendo la designación en el padre Zelarayan.

A las pocas semanas de llegar, el padre Zelarayan comienza la preparación del que sería el Primer Cursillos de Córdoba, para el cual invitó a participar como Rector al dirigente venezolano Alberto Silva Guillén, viejo amigo suyo y con quién había participado en muchos Cursillos en Caracas, completando el Equipo con dirigentes tucumanos. Este Cursillo se concreta entre el 14 y el 17 de Agosto de 1964, y sus resultados serán tan extraordinarios y efectivos que se programarán enseguida la realización de dos Cursillo mas de hombres y dos para mujeres. El Segundo Cursillo de hombres se daría sólo con dirigentes tucumanos, en tanto que para el Tercero el padre Zelayarán invitaría como Rector al venezolano Ernesto Faría Galán.

Por su parte, el Primer Cursillo de Mujeres de Córdoba se realizará entre el 30 de octubre y el 2 de Noviembre de 1964, actuando como Director Espiritual el padre Zelarayan, con la colaboración del padre Julián Alonso, y como Rectora la venezolana Gladys Baraja, quién viajaría desde Caracas acompañada de un Equipo integrado por Clemy de Aedo, Carmen de Borjas y Carminita de Faría.

Desde Tucumán y Córdoba comenzará a irradiarse y a propagarse el Movimiento de Cursillos por toda la República Argentina, renaciendo en Buenos Aires en marzo de 1966 y comenzando en Rosario en octubre de ese mismo año.

 VENEZUELA.- La primera pista sobre los Cursillos en este país, aparece en el año 1956, con la llegada desde  Mallorca (España), de unos emigrantes que habiendo vivido su experiencia  de cursillos allá, intentaron generar una instancia a través acción Católica de Caracas, a la cual integrarse, sin lograr ningún resultado al respecto.

Un segundo intento lo encontramos en 1957, cuando organizados por la Acción Católica de Bogotá se darán dos Cursillos en Cúcuta, a los que asistirán laicos de  la diócesis de San Cristóbal. A raíz de estos, la Acción Católica encomendará a su Asesor Nacional, Padre Francisco Solinas y a su Presidente, Oscar Linares, que  estudien lo relativo a los Cursillos para decidir sobre su eventual  implantación en Venezuela. Sin embargo, el informe que presentarían al respecto en Caracas sería desfavorable, descartándose por ello en esta oportunidad el inicio de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela.  

El 3 de Abril de 1959 llegaba a Caracas, a cumplir una misión encomendada por sus superiores el padre Cesáreo Gil Atrio. Nacido el 14 de Mayo de 1922 en Orense, España, recibe su formación sacerdotal en el Seminario de su ciudad natal y en la Universidad Pontificia de Salamanca, ingresando a la orden de los Operarios Diocesanos en 1942, ordenándose sacerdote el 1º de marzo de 1947 y graduándose en Teología en junio de ese mismo año.

Ya ordenado sacerdote trabajará en los Seminarios de Zaragoza y de Murcia durante seis años. En 1953 es designado Director Espiritual del noviciado de los Hermanos Maristas en la diócesis de Tuy Vigo, dedicándose además durante este período a dictar ejercicios espirituales y retiros.

 
P.Cesareo Gil

A comienzos de 1955 participa en el Cuarto Cursillo  de Cristiandad, organizado por la JACE en la península, y tan entusiasmado sale de él, que a partir de este momento se dedicará casi exclusivamente a dar Cursillos en Tuy Vigo, en Zamora, en Salamanca  y en otras diócesis a las cuales será invitado con este fin. En Tuy Vigo comenzará además, a partir de principios de 1956 con los Cursillos para adultos, siendo designado como Asesor Diocesano del Movimiento, funciones que desempeñará hasta 1959 en que sus superiores lo envían a Venezuela.

Llegado a Caracas se entrevista con Mons. Arias, Arzobispo de esa diócesis en relación a la misión que traía desde España, pero, como el asunto requería de la opinión de la Conferencia Episcopal de Venezuela, y esta no se reuniría hasta el mes de Octubre, el Arzobispo le sugiere que “mientras tanto” se instale en el colegio La Salle, tomando algunas horas de clase, sugerencia que acepta.

Pero Cesáreo Gil, con 37 dinámicos años no era hombre para quedarse tranquilo con sólo dos horas de clases diarias, por lo cual vuelve a principios de mayo a visitar al Arzobispo para pedirle  le dé mas trabajo. De esta conversación sale a la luz el hecho de que el sacerdote venía trabajando desde 1955 en los Cursillos de Cristiandad en España, tema que interesó al Arzobispo, que alguna noticia tenía de ellos, llevándolo a solicitar al padre Cesáreo que los organizara en Caracas.

¿Que le habían dicho?....Aun cuando pensaba estar poco tiempo en Venezuela y tenía muy claro que los Cursillos requerían bastante dedicación, acepta presto y gustoso la solicitud.

El Arzobispo le puso eso sí algunas condiciones para esta tarea: En primer lugar, que el padre Gil viajara a Colombia para que viera como se deban allí los cursillos, pues consideraba que la realidad de América era muy distinta a la española, y era conveniente que la conociera y la tuviera presente; en segundo lugar, que los Cursillos se proyectaran para la pareja, dada la realidad familiar y matrimonial de Venezuela; y en tercer lugar que se coordinara con el Delegado Nacional de la Acción Católica, Mons. José Rincón Bonilla, a fin de evitar conflictos con esa otra organización de Iglesia. Mons. Rincón, hombre metido en el apostolado seglar y con algunas referencias del Movimiento no tuvo ningún inconveniente en poner luz verde al proyecto.

Cumpliendo “el mandato” del Arzobispo, el Padre Gil tomará contacto con varios sacerdotes, entre ellos, el P. Digno Mariño, quien había hecho Cursillos en España, el  P. Ramón Fernández, condiscípulo como operario y paisano como gallego, y el  P. Rafael Ocio (Párroco de la Urbanización Simón Rodríguez). Luego reclutaría a los Hermanos Gerásimo y Gaudencio, este último Director del Colegio La Salle de Tienda Honda, con los cuales podemos decir daría nacimiento al Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Venezuela, decidiendo a partir de ese momento entregarse por completo a su organización y desarrollo.

Se trataba entonces de conseguir los medios económicos para viajar a Colombia, para lo cual el padre Gil se puso en contacto con el padre Digno Mariño, que trabajaba como capellán de la colonia española en la Comisión Católica de Emigración en Caracas, y el cual había hecho Cursillos con él en Tuy Vigo. El padre Mariño le presenta y le pone en contacto con el ingeniero Raimundo Sarzon y su mujer Hilda, quienes ya lo habían ayudado en situaciones similares, los cuales, captando con gran inteligencia a la primera la magnitud de la empresa, entregan sin condiciones al padre Gil quinientos bolívares, el dinero necesario para su viaje

A  fines de mayo, y luego de viajar mas de treinta horas en autobús hasta San Cristóbal, tomar un taxi hasta Cúcuta y proseguir desde aquí en otro en autobús, el padre Cesáreo llegaba a Bogotá, entrando de inmediato en contacto con los padres Gómez y Acosta que dirigían los Cursillos en esa capital. Por la noche otra reunión, esta vez con un grupo de laicos, entre ellos Alfredo Botero Rocha, quien era Rector de Cursillos. Al día siguiente reunión con dirigentes femeninas por la mañana, almuerzo y nuevamente al autobús para llegar treinta horas después a Caracas, con 183 bolívares de vuelto.

Entre las conclusiones de su viaje al padre Gil había llegado a lo siguiente: “Los Cursillos colombianos son algo así como unos ejercicios espirituales acursillados. Lástima que no den la debida importancia a la Reunión de Grupo y a la Ultreya. Han avanzado mucho en doctrina, pero en cuanto al método se quedaron en 1953, ¡Pareciera que todavía dan Cursillos de Conquista!”. (Armando Calvo.-“ Los Cursillos de Cristiandad en Venezuela”. - Ediciones Trípode.- Pag. 24).

Ya en Caracas, dos nuevas reuniones con Mons. Arias, a quién propone tres posibles modos de enfocar los Cursillos: Como medio de formación y conquista para la Acción Católica; Como Movimiento de apostolado adherido a la Acción Católica; o Como un Movimiento independiente paralelo a los otros movimientos apostólicos. Mons. Arias, considerando que "en el medio está la virtud" sugerirá el segundo enfoque y autorizará la iniciación de los Cursillos en Caracas "Ad Experimentum". Así, aunque informalmente, Cursillos recibieron en Venezuela su aprobación y el “vamos” definitivo para la preparación del Primer Cursillo.

Ahora se trataba de buscar el Equipo, la fecha, el local y lógicamente los candidatos.

En cuanto al Equipo el padre Gil decide invitar como Rector a Jorge del Villar, el “Indio” del Villar, boliviano, que había vivido el Cursillo siendo estudiante de derecho en Madrid, teniendo en él una conversión espectacular,  y que posteriormente había sido rollista y rector en casi todas las diócesis de España, en varias oportunidades con el propio padre Gil, y el cual, habiendo regresado a su patria en 1956, junto a su compañero de estudios Alfonso Prudencio, habían sido los iniciadores del Movimiento de Cursillos en Bolivia. Asimismo invitó al colombiano Alfonso Botero, a fin de que con Del Villar se repartieran todos los rollos seglares. El padre Mariño por su parte localizó a Antonio Romeu, abogado, emigrante español, cursillista, que acababa de llegar de Canarias, a quién se incorporó al Equipo como auxiliar.

En cuanto a la fecha se fijó el Primer Cursillo de hombres para los días 20 al 23 de Agosto de ese año, y el Primer Cursillo de mujeres para los días 27 al 30 de Agosto. En cuanto a local, luego de golpear muchas puertas, y de no pocos inconvenientes, el padre Gil consiguió el Colegio de La Salle para el de hombres y el Convento de las siervas del Santísimo para el de mujeres.

Y en cuanto a los candidatos, entre el padre Gil, el padre Mariño y los Sarson consiguieron armar el grupo.

Así todo preparado, a las 18.30 horas del 20 de Agosto de 1959, comenzaba a darse en Caracas, Venezuela, el Primer Cursillo de Hombres. Para vivirlo por primera vez 25 laicos, un sacerdote, un hermano de La Salle y un lego dominico: Total 28. Para darlo, el padre Cesáreo como Director Espiritual y único sacerdote, Jorge Del Villar como Rector, ya que Alfonso Botero, por problemas de última hora no pudo viajar desde Colombia, y Antonio Romeu como único auxiliar. Los Cursillos de Cristiandad habían comenzado en Venezuela.

Durante los cuatro días siguientes el padre Gil y el “Indio” Del Villar se dieron a la tarea de preparar a presión el Equipo de Mujeres, y el 27 de Agosto a las 18.30 horas, comenzaba a vivirse en Caracas el Primer Cursillo de Mujeres, cumpliéndose de esta manera la última condición que había puesto el  Arzobispo Arias en el sentido de que los Cursillos fueran pensados para la pareja. Para vivirlo por primera vez 30 mujeres, la mayoría solteras y entre ellas una religiosa. Para darlo un Equipo “bien especial”. El padre Cesáreo como Director Espiritual y único sacerdote, Jorge Del Villar como Rector  y único rollista y como auxiliares Rosa de García, Julia de Solanas y Alicia Bertone, las cuales además de actuar como auxiliares iban a vivir el Cursillo por primera vez.

Entre las anécdotas que se guardan de este Cursillo en el que “la Rectora” era Rector, están algunas de las frases que se “le escaparon” al “Indio” Del Villar, como aquello de que “la piedad que debían tener las cursillistas día ser viril”, o de que “debían ser santas 1959, con los pantalones bien puestos y con corbata”, etc.

Terminados estos dos Cursillos Jorge Del Villar retornó a su patria con el compromiso de volver a Venezuela en octubre, por un mes, a objeto de dar varios Cursillos y ayudar en la organización del Poscursillo, compromiso que cumpliría mucho mas allá de lo prometido, ya que trayéndose a toda su familia no sólo permaneció un mes, sino se quedó una larga temporada.  

El 8 de septiembre de 1959, en la reunión mensual de Mons. Arias con su clero, a la asistió por supuesto el P. Gil. El Obispo informó de los primeros cursillos, cediéndole la palabra “por diez minutos” al P. Gil, teniendo que hacerlo callar a la media hora diciendo: si alguno quiere enviar hombres o mujeres a cursillos diríjase al Padre Gil, “encargado” de los mismos. Quedaba así nombrado "Encargado" de los Cursillos de Cristiandad en Venezuela.

Comenzaba a plantearse el problema de la perseverancia y el de la dirigencia. En diciembre de 1959, el Padre Gil invitará a un grupo de unos veinte cursillistas  para empezar a estudiar los rollos, naciendo de esta manera la idea de la Escuela de Dirigentes.

En entrevista que sostuviera el Padre Gil para tratar asuntos del Movimiento, con Mons. Rincón, quién había asumido como Vicario Capitular de la Arquidiócesis de Caracas, ante el fallecimiento en un accidente automovilístico de Monseñor Arias, este recordándole que "sede vacante, todo igual", le animó a seguir adelante, insistiéndole en la necesidad de la vinculación con la Acción Católica.

El 15 de diciembre de 1959, como quien no quiere la cosa, el P. Gil constituyó un Secretariado masculino y otro femenino. A cargo del primero, Oscar Linares, estudiante de ingeniería, y hasta hacía poco Presidente de Acción Católica, en el segundo Beatriz Alamo Bartolomé, miembro del Consejo Nacional de las Jóvenes de la Acción Católica y hermana de su presidente. Se cumplía así la condición de estar vinculados a la Acción Católica.

A  fines de 1959 se habían dado en Caracas seis Cursillos de Hombres y cuatro de Mujeres.

En cuanto al primer rector venezolano, para los primeros días de marzo de 1960 se había organizado el Cursillo Nº. 7 de hombres de Caracas, en el cual sería rector Jorge del Villar. Sin embargo el llegar  al lugar donde se reunían los cursillistas para iniciar su viaje, el P. Gil  es notificado por Del Villar de que debía viajar con urgencia a su país ese mismo día. El P. Gil, ante la emergencia y luego de una visita al Santísimo, se acercó a Andrés Gustavo Herrera (Guffy) y entregándole la charla preliminar le dijo: “repásala, tu serás el rector, después  hacemos una redistribución de rollos". La primera rectora sería Rosario de García Arenas, en el Cursillo Nº. 6 de mujeres celebrado en abril de 1960.

Así cumplirse el primer año de vida del Movimiento, se habrían realizado once Cursillos de hombre y nueve de mujeres, habrían tres rectores y tres rectoras venezolanos y seis sacerdotes en condiciones de trabajar como Directores Espirituales.

En 1960, los Cursillos comenzarán a extenderse a otras diócesis venezolanas, dándose el primero de hombres fuera de Caracas en Maracaibo del 2 al 5 de Julio de 1960 y el primero de mujeres del 4 al 7 de Agosto, gracias fundamentalmente al entusiasmo, empeño y entrega de José y Rosario García quienes habían hecho los primeros Cursillos de Caracas. Luego vendrían Maracay, Barquisimeto, Valencia, etc.

El fuerte y rápido desarrollo y extensión del Movimiento, la escasez de sacerdotes, la falta casi absoluta de preparación religiosa de los laicos y la necesidad de adaptar los Cursillos a la realidad mental y social de Venezuela, van a impulsar al padre Gil a planear el Primer Cursillo de Dirigentes y una 1ª Asamblea Nacional del Movimiento.

Así, entre el 20 y el 22 de julio de 1961 se realizará en Caracas el Primer Cursillo de Dirigentes de Venezuela, para lo cual se consiguió la venida desde España del padre Jaime Daviú y del matrimonio formado por Juan y Amalia Caro, a los cuales se sumó el propio padre Gil para formar el Equipo. Participarían en el 112 personas: 93 laicos, 15 sacerdotes y 4 Obispos.

Inmediatamente después, los días 23 y 24 de Julio, se realizará la 1ª Asamblea Nacional de Cursillos, la cual será sin lugar a dudas el acontecimiento más trascendental para el Movimiento en Venezuela a esa fecha, ya que permitirá unificar criterios y encauzar técnicas y prácticas.

En 1961 los Cursillos partirán en las diócesis de Machiques, Cumaná, Coro, Mérida, Maturín, Ciudad Bolivar, Calabozo y  San Cristóbal.

Culminaba en esta forma una primera etapa en la vida del movimiento en Venezuela.

El 21 de octubre de 1961, la Conferencia Episcopal venezolana autoriza la formación del Secretariado Nacional, y el 21 de febrero de 1962, junto con aprobar las “Normas para el Movimiento de Cursillos de Cristiandad en Venezuela” la Comisión Permanente del Episcopado designa como integrantes del Secretariado Nacional al padre Cesáreo Gil como Asesor Nacional y a Blas y María Luisa Lamberti como Presidentes Nacionales.

Muchos mas son los detalles, fechas y nombres que podrían llenar muchas páginas sobre los Cursillos en Venezuela, cuya historia podemos encontrar relatada con lujo de detalles en “Los Cursillos de Cristiandad en Venezuela” de Armando Calvo, editado por ediciones Trípode. Con lo dicho es posible formarse una imagen de la forma como llegó y se desarrolló este providencial instrumento de renovación cristiana en ese país, el cual sin lugar a dudas, en lo que a Cursillos se refiere, junto con ser uno de los pioneros, ha marcado una línea importantísima y una impronta revolucionaria en América Latina, influyendo en el nacimiento desarrollo y crecimiento de los Cursillos en varios países del continente americano.